jueves, 24 de diciembre de 2020

Arriesgaño

No sé cómo empezar.
Han pasado cinco minutos y no sé continuar.
Me gustaría hablarte a la cara para ver tu forma de parpadear,
esos ojos color castaños y es boca sideral.

Quiero que sepas que no has salido de mi cabeza ni un minuto para descansar.
No sé muy bien qué significa o si es que contigo quiero estar.

Nunca había percibido por nadie ese sentimiento, esa intensidad,
de saber lo que me gusta, de convertirme en pura felicidad,
de conseguir que la gente pregunte si me he hecho un tratamiento especial.

Recordando esta historia no puedo más que rabiar,
tengo claro que sería precioso, que estaría fuera de lo normal 
y que si no estamos juntas, algo parecido, será difícil de encontrar.

Lo noté con esa chispa, esa química inusual
que me llenó de incertidumbre y de querer conocerte más.
La pena fue el entorno que no favorecía para avanzar 
pues tocaba limitarse y quedarse al margen a esperar.

Cuando pareció que llegaba el momento - por lo menor de arriesgar-
con la última bocanada de aire me tocó saltar del tobogán 
sin saber qué me esperaba o dónde iba a aterrizar.

Mas con ayuda de mis compañeras apreté el botón de enviar
y a la mañana siguiente vino el golpe de realidad.

Entiendo que digas que no tiene que pasar, que la última vez fue fatal
pero ni las circustancias serán las mismas ni la gente es igual
y de este año he aprendido que cualquier momento puede ser el final,
que lo que decidas ahora puede mermar el futuro. La decisión es crucial.

Mi yo del pasado no te diría estas cosas, lo dejaría pasar,
pero la experiencia de los años - y de este en particular- me ha hecho recapacitar:
Las oportunidades que vienen si no las coges se van
y el problema de todo es que no se vuelven a presentar.

Por eso te digo que toca vivir, que es hora de aventurar,
de quitarse las esposas racionales que te limitan.
¡Tienes que escapar!

Puede que sea una odisea, puede no ser el momento ideal
pero la mágia ha hablado y no hay que dejarla marchar.

Deja el tren pasar solo si es para subir conmigo a esta nube estelar
hagámonos felices y que no importe nada más.

Solo te pido una cosa. Si decides abandonar antes de empezar
no me juzgues si me pongo a zarpar y alejarme de este lugar
pues me dirigiré a mi cuevita infranqueable, ¡que no se está tan mal!

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