jueves, 2 de enero de 2014

Cuando el miedo crea tu límte

-¿Has superado ya tus miedos? Yo todavía no lo he conseguido.
· Sí y me gusta, ¡hay que soltarse!
- Hay cosas que no son cuestión de soltarse, si no de arriesgarse demasiado.
· Si no arriesgas no ganas, ¿no?
- Se  supone, el problema es que cuando te tiras por el precipicio no sabes si la caída estará acolchada o no. Es demasiado riesgo.

· Claro, tienes que tirarte para averiguarlo, eso es lo emocionante.
- Puede que sea demasiado cobarde para eso...

· Tendré que inspirarte valentía, con mi joven corazón de león. 
- No es valentía lo que necesito, sino una espalda más grande para poder soportar las posibles desdichas...
· Tienes que afrontar tus miedos, arriesgarte, tirarte al vacío, esa es una de las mayores emociones de la vida. Yo me he arrepentido de muchas cosas en mi vida, pero te aseguro que me he arrepentido más por las cosas que no he hecho que por las que he hecho, aún habiéndome estampado en todas ellas.
- Ya, eso es cierto, pero llega un momento en el que aprendes a andar con pies de plomo. No quieres sufrir gratuitamente porque sabes que te queda una vida entera por soportar. Es como una carrera, sabes que no puedes dar el cien por cien al principio porque si no no te quedarán fuerzas para el final.
· Mira, hay un tipo que se llama Antony Robins, que es un orador americano y habla de éxito y cosas por el estilo. Dice en un libro que la gente vive en función de su lenguaje, es decir, cada persona tiene un vocabulario que usa habitualmente en su vida diaria. Pues en función de esas palabras cada persona crea unas sensaciones. Por tanto, yo no percibo la vida como una carrera o una competición. Lo más cerca que lo veo es cuando pasas por un momento en la vida que no estás muy bien, con ganas de dejarlo todo, pero eso lo percibo como un paso de aprendizaje, de lección...
- Yo no hablo de competición, hablo de resistencia.
Hay veces que me veo como si fuese una torre. 
Cada año, su estructura se va haciendo más frágil y a su vez, según acontecen diversos sucesos, se le van añadiendo ladrillos a su endeble cúspide, haciéndola más alta. Por una parte puede observar cosas nuevas, haciéndose más sabia, pero a su vez, corre el riesgo de que se derrumbe de tanto peso... Por tanto, no puedo ir cogiendo ladrillos a la ligera, tengo que renunciar a ver más paisaje por mi propia seguridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario